Van Rossom, con la copa de la Liga Endesa

Sam Van Rossom (Gante, 1986) no pierde la sonrisa ni para hablar de su salida del Valencia Basket. Afectado, porque es un club que le ha marcado mucho, pero honesto. Así le educaron y así se ha marchado. Agradecido por la oportunidad y sin abrir heridas pasadas. Un ejemplo del que aprender.

¿Le han abrumado las muestras de cariño de los últimos días?

–No me esperaba tanta reacción de cariño y me emocionó mucho recibir tantos mensajes de apoyo desde Valencia. El día que anuncié mi adiós fue bastante duro pero recibir todo ese cariño me ayudó a llevarlo bien.

La ovación cerrada cuando salió al balcón del Ayuntamiento en las celebraciones de la Liga sonó a despedida y tributo de la grada.

–Sí, yo también tuve esa sensación y es por eso que no pude contener la emoción en el balcón. Cuando comencé a hablar la gente de repente empezó a aplaudir y fue un momento muy especial. Noté que podía ser la última vez que me veían como jugador del Valencia Basket. Estoy muy agradecido por la manera en la que me han tratado en los cuatro años que he sido taronja. He notado siempre el cariño de la gente, jugando y también lesionado.

¿Fue su mejor momento aquí?

–Fue un momento muy especial para todos. Ver a tanta gente celebrando la primera liga de la historia del club es una imagen que no se nos va a olvidar en la vida a ninguno. Fue el reconocimiento al trabajo del equipo porque más allá del título ha sido un año histórico. Jugar tres finales y ganar la ACB es muy difícil.

¿Levantar la copa junto a Rafa Martínez es el final soñado?

–Es un sueño pero podía haber sido perfecto, jugando con el equipo la final. Es algo que me duele todavía porque después de todo el trabajo que había puesto para superar la lesión fue muy duro no disputar el playoff. Cuando el equipo ganó la Liga fue un momento duro para la cabeza. Poder levantar la copa junto a Rafa Martínez fue un momento que no voy a olvidar en mi vida.

Como el ambiente de la final.

–El ambiente de los dos partidos de la final en la Fonteta fue espectacular, son de esos momento que un deportista recuerda toda su vida. Mirabas a la grada y veías a todo el mundo apretando. La afición puso todo lo que tenía, como nosotros, porque sabíamos que la serie no podía volver a Madrid. Todos dimos el ciento veinte por ciento de lo que teníamos dentro. Fue algo memorable.

¿Qué recuerdo le gustaría que tuviera el aficionado taronja de usted?

–Espero que la gente no sólo me recuerde por las lesiones en la rodilla. Los jugadores vamos siempre al límite y las lesiones forman parte de ésto. Creo que me gané el cariño de la afición en los dos primeros años, por mi rendimiento en la pista. Me voy orgulloso pensando que ese cariño me lo gané en la pista y no por estar lesionado.

¿Cómo ha vivido el proceso personal de la temporada?

–Ha sido un año muy difícil para mí, primero porque tuve que entrar en la dinámica del equipo tras superar la lesión y al final me volví a hacer daño en la rodilla. Es algo que da mucha pena, mucha gente lo ha vivido muy cerca de mí y nunca me han dejado de apoyar. Puedo decirlo mil veces pero es la pura verdad, me voy muy agradecido por el trato que siempre me han dado.

¿Se va con la sensación de que podía seguir jugando en Valencia?

–Soy honesto, me he operado dos veces la rodilla, esto es un mundo profesional y entiendo la decisión del club. Estoy convencido de que voy a recuperar el nivel que tenía antes, convencido, pero entiendo que el Valencia Basket no haya querido apostar por un jugador que se ha operado dos veces de la rodilla y que venía de perderse casi una temporada entera. No tengo nada que reprochar al club, estoy muy agradecido por la oportunidad que me dieron hace cuatro años.

Le noto convencido de que volveremos a ver su mejor versión.

–Puedo entender que ya no quieran apostar por mí pero estoy convencido. Lo digo con mucha sinceridad porque mis sensaciones después de la segunda operación son mucho mejores que tras la primera. Por eso estoy convencido de que voy a volver a mi nivel de antes.

¿Deja la puerta de Valencia Basket abierta?

–En una carrera deportiva nunca sabes lo que va a pasar. Hemos cerrado una puerta pero es verdad que la puerta se puede abrir otra vez. Ojalá porque será que todo ha salido bien. Todo el mundo en el club sabe que me encanta la ciudad, la entidad, su afición y la gente que trabaja ahí. Ha llegado el momento en el que no podemos seguir juntos pero no puedo asegurar que nunca más en mi vida, si me viene la oportunidad, no pueda regresar. No sabemos si llegará o no pero que todo el mundo tenga claro que si llega la estudiaré con mucho cariño.

¿Su deseo es seguir en la ACB?

–La competición española me encanta pero hay también muchos equipos de nivel también fuera de España. Ahora mismo dependo de lo que me va a ofrecer el mercado.

¿La plantilla era consciente en el playoff de todo lo que estaba pasando con Pedro Martínez?

–No sabíamos nada. Era una cosa entre el entrenador y el club. Es algo que suele pasar en el deporte, al final nunca sabes las cosas de contrato de otro jugador o del entrenador salvo si te lo dice él. No somos distintos en eso de cualquier trabajo. Cada uno tiene su situación con el club y todos nos centramos en la competición, como se ha visto en el playoff. Cuando estás jugando una final no hay que pensar en el futuro de nadie, sólo en el equipo.

¿Son conscientes de que se han convertido en equipo de leyenda?

–Toda la vida seremos el equipo que ha ganado la primera liga del Valencia Basket. No somos aún conscientes del todo porque es verdad que en los primeros días piensas que has conseguido algo grande. Pero ha sido mucho más que eso.

Se marcha sin ningún reproche. ¿Entiende que eso le hace aún más eterno para la grada?

–Mi carácter es así. Con mi lesión, mucha gente del club también lo ha pasado mal, como el doctor o los fisios. Al principio no sabíamos el problema y enfadarte con el médico no te ayuda a nada. Ellos lo que quieren es hacer su trabajo lo mejor posible, como todos. Perdono bastante fácil porque todas las personas tienen el derecho a cometer un error. La vida sigue. No quiero decir que nadie cometió conmigo un error porque siempre han intentado lo mejor dentro de lo que sabían. No quiero reprochar nada a nadie.

¿Un último mensaje para toda la gente que se emocionó con su carta de despedida?

–Mucha gracias por hacerme la vida muy fácil. He estado cuatro años en Valencia y me he sentido como en casa. La gente siempre me ha dado mucho cariño, me ha apoyado a tope. Todo lo que puede soñar un jugador profesional de una afición es lo que he vivido en Valencia. Me lo han dado todo y eso lo agradeceré toda la vida. No tengo palabras para explicar todo lo que siento, de verdad. Dejo muchos amigos y por eso es bastante duro cerrar la puerta en este momento.

 

Fuente: Las Provincias. J.C.Villena